Y ya no quise dejarte ir,
El conocerte fue para mi, cómo quien abre sus ojos por primera vez y ve toda la creación de Dios,
Fue maravilloso y sorprenderte el conocerte.
Jamás me fuera imaginado que serías más especial aún,
Jamás me hubiera creído que te amaría tanto, como te amo.
Pensé que seríamos buenos amigos,
Pero el corazón no lo puede engañar nadie,
Y los propositos del Señor son distintos a los nuestros.
Oré y oré por ti,
Por esa hermosa presencia que marcabas en mi vida,
Con tu forma de pensar,
Con tu forma de ser,
Con tu ternura,
Con tu amabilidad,
Con todo lo que te representa...
Tú me marcaste.
Cambiaste mi vida para bien,
Me diste fuerzas para luchar,
Me entregaste felicidad,
Y me enseñaste a volar.
A volar en el cielo de tu amor,
A imaginar un futuro mejor,
A desear con fuerzas tenerte,
A pensar para conquistarte cada vez más.
Mi vida, gracias, te debo tanto, que ni tú misma te imaginas cuanto.
Mi amor, me llenas de ti cada momento, y me haces muy feliz.
Mi corazón, quiero cuidar de ti, por siempre y para siempre.
Mi tesoro, no quiero desperdiciar cada momento que tenga para ti.
Mi felicidad, quiero que siempre juntos estemos.
Mi eternidad, quiero que cada día sigas santa ante Dios... Y luego ante mi.
Porque tu luz brilla, aún en la más densa niebla, y en la más oscura noche.
Porque tu eres luz en medio de la oscuridad, una luz que Cristo puso en ti, y me alumbra a mi.
Porque no puedo imaginarme un mundo sin ti, y es por eso que quiero vivir.
Te amo, y deseo que siempre estés bien,
Deseo por estar contigo para cuidarte y protegerte,
Quiero nunca separarme de ti,
Anhelo entre mis brazos tenerte y entregarme sin reservas a ti.
Mi corazón, sólo espero que el Señor,
Jehová Rey de los escuadrones de Israel,
Rafá, te sané en este día...
Lo pido en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Te amo, y te deseo siempre lo mejor, mi corazón.