AMADA...

¿Sabías que cuando me levanto... tú presencia invade mi mente? No me molesta, antes lo consiento porque me gusta, todas esas imágenes de tu rostro, imágenes del día anterior, imágenes por las que ruega mi ser.

Eres tú, mi amada, que sin reservas invades mi mente, mi corazón, mis sentidos, mis emociones... Y no te hago reproches, ¿sabes? Me gusta... Si me gusta, y vuelvo y digo, me gusta.

Me gusta levantarme y verte con mis ojos cerrados,

Me gusta levantarme y sentir que me haces falta,

Me gusta levantarme y que invadas mi cuarto, sin estar en el.

Me gusta levantarme y tener sed de ti.

Un día... cuando los años pasen sabrás, que en el silencio de mi cuarto privado... En cual sólo entran personas exclusivas  personas que sólo yo quiero que entren, dicen que Dios viene y golpea a mi cuarto... Pero yo creo que él ya mora en ese cuarto, junto a nosotros.

Creo que es él, el que gobierna en mi cuarto secreto.

Creo que ha sido él, el que ha limpiado todo ese desorden que había en mi cuarto.

Creo que ha sido él, el que me ha llevado a tu lado.

Creo que ha sido él, el que me ha permitido amarte, como nunca he amado.

Si, es obvio darle gracias a él por permitirme conocerte, porque fue él el que nos unió, el que permitió que nuestros caminos se cruzaran, con todo mi corazón... le doy gracias a Dios  por ponerte en mi camino... en el cual creía andar sólo.

Pero debo darte gracias, también a ti. porque dejaste que este hombre... taciturno y solo, entrara a morar en tu corazón, y convirtiendo su tristeza en alegría y su soledad en fiel compañía.

Te amo, ya lo sabías ¿verdad? 

Pero este te amo, no lo puedo explicar... 

Este te amo, es nuevo para mi... y inunda mi ser de ti.

No, no es deseo pasional, no es lujuria, no es concupiscencia, no es lascivia.

Nada de eso tiene que ver con lo que siento por ti... porque te veo y siento que mi mundo es otro, que tú eres el eje de mis emociones, eres el centro de atracción de mi ojos, eres la fuerza que me impulsa a... amar.

Gracias amor, porque llegaste a mi vida, y me salvaste.

Si, me salvaste, de la mentira de este mundo sobre el amor.

Si, me salvaste, de la soledad disfrazada de felicidad de este mundo.

Si, me salvaste, de una muerte lenta y dolorosa que asechaba a mi corazón.

Si, eres la heroína que tanto yo estaba esperando... y que ahora me ha salvado.

Mi corazón anhela el día en que te encuentre de blanco, caminando hacía mi.

Mi corazón anhela el día en que estemos delante del altar de Dios.

Mi corazón anhela el día en que hagamos nuestros votos, votos que han sido dicho de ante mano, pero que en ese instante serán dichos delante del altar de Dios, votos que jamás serán rotos.

Mi corazón anhela el día en que después de tanta dicha, después de tanta espera, tú, mi amor, te vuelvas una  conmigo.

Mi corazón anhela el día en que nos toque enseñar a aquel o aquella que ha de heredar todo de nosotros. 

Mi corazón anhela, por sobre todas las cosas, que seas feliz.

Que tengas la misma o mayor felicidad que provocas en mi corazón día a día.

Que tengas la retribución de tú amor, en mi.

Que tengas lo que tanto anhelas de mi.

Te amo... son palabras que tan sólo describen un poco lo que siento por ti, pero si tuviera realmente que describir lo que siento por ti, me quedaría corto, sin palabras, sin expresiones. Porque lo que siento por ti, es algo tan grande, tan solemne, tan magnifico, que ser humano alguno pueda describir.

Te amo, y deseo de corazón, tu felicidad.

Te amo, y deseo de corazón, tu bienestar.

Te amo, y deseo... por siempre... estar a tu lado.

Te amo, mi amor.